Jared no tiene ni idea
El miércoles pasado soñé que alguien igualito que Jared Leto pero mucho más bajito se me insinuaba mientras yo me comía un sandwich de jamón serrano. El jamón era increíblemente grasiento. Chorros de grasa empapaban mi camisa mientras no encontraba una forma amable de desembarazarme de él.
La noche anterior estuve bebiendo con un amigo en un bar cercano a su casa. Era un lugar hortera y descuidado, más parecido a una cantina discotequera de algún pueblo del macizo galaico que del centro de Barcelona. Fuimos allí porque conozco al camarero, que es gay, y con nada que le sonría un poco nos salen las copas gratis. Bebimos varios Tanguerays tónica al abrigo de canciones de Operación Triunfo, bachatas, espejos y neones azules. Hablamos de trabajo, de la empresa, del futuro, de forrarnos de pasta. También nos acordamos de nuestra común tendencia creativa y nuestro común pasado idealista. -El arte no es una cosa importante- sentencié para zanjar esta parte de la conversación. Es una frase que últimamente repito mucho, actitud que tiene toda la pinta de ser una estrategia de autoconvencimiento. Nos metimos un par de rayas en el servicio pero la coca estaba demasiado cortada, así que nos fuimos pronto a casa.
Aunque cuando me acosté faltaban menos de cuatro horas para que sonara el despertador me desperté media hora antes de que esto sucediera. Tenía un terrible dolor de cabeza y el estómago revuelto y una cierta euforia procedente de la rabia que me producía mi lamentable estado. Hoy no me lo van a notar, pensé mientras bebía de la botella de de 1,5L. de agua minero-medicinal Solán de Cabras que siempre dejo al lado de la mesilla de noche. Sin embargo sentí algo parecido a una depresión cuando recordé que esa tarde tenía una reunión con unos clientes para hablar de un website con un administrador de contenidos dinámicos (backoffice), campus virtual y comercio electrónico. Puse a todo volumen el “Millenium” de Robbie Williams, sin duda su obra maestra, aunque en Take That no estaba mal tampoco. Teniendo en cuenta mi malestar desistí de realizar mis abdominales matinales y fui directo a la ducha, donde traté de masturbarme sin éxito. Usé H&S anticaspa para el pelo y un gel exfoliador de avena para el cuerpo. Llené el lavabo de agua muy caliente con la que me mojé una toallita que me puse en la cara durante un minuto y medio para que se abrieran los poros. Usé espuma de afeitar hidrotermal con sales minerales La Toja y me rasuré con mi nueva Gillette Match Sensor Excell de tres cuchillas. A mi me gustaba el modelo anterior, con sólo dos cuchillas (según un artículo de la revista Man a partir de dos cuchillas los añadidos son inútiles, aunque hoy día hay maquinillas hasta con cuatro) pero dejaron de fabricar repuestos para ésta y tuve que comprarme el modelo siguiente. Mientras esperaba a que la espuma ablandara la barba me apliqué un body milk dermo-hidratante Sánex, especialmente por el cuello y los brazos, mucho mas expuestos a los agentes oxidantes del aire. Cuando acabé me lavé la cara con agua fría y me apliqué un after shave vitaminado Nivea Man. Es importante que el after shave no tenga alcohol, porque esto reseca la piel y te hace parecer mayor. Esperé un minuto a que se absorbiera y me unté una crema nutritiva intensiva facial también Nivea que, a pesar de costar tan sólo 7,95€ el bote de 50ml, está recomendada por el mismo tipo que escribió el artículo de las cuchillas. Ahora tengo el pelo muy corto, así que evité usar fijador. Con unas tijeritas me corté los pelos de la nariz y alguno que empezaba a asomar por las orejas. El día anterior me había cortado las uñas, así que me limité a limarlas un poco. Rocié mis axilas y el pecho con desodorante AXE Phoenix y acabé echándome, contra todo pronóstico por estar fuera de temporada, colonia CK one Summer. Hubiera sido mas lógico usar la de Kenzo, pero pensé que me venía bien un aroma más colorista. Hice café, zumo de naranja natural, y tostadas de pan de molde integral sin corteza que unté con una fina capa de margarina light y confitura extra de higo. Al verlo todo en la mesa me entraron náuseas, así que bebí un vaso de agua con un Effergan, mordisqué una tostada y tiré el resto a la basura. Me lavé los dientes inmediatamente y me puse una camisa Old Navy a cuadros verdes, unos Levis cortados por la rodilla con la intención de transmitir autoconfianza y me calcé mis Pistons con calcetines tobilleros a rayas. Pasé un tiempo indeterminado mirándome al espejo antes de salir por la puerta.
Llegué cuarenta y siete minutos tarde al trabajo, con el estómago revuelto y un dolor de cabeza que era una sensación de tener miles de insectos bajo mi cráneo devorando los restos putrefactos de mi cerebro. Estaba hecho mierda, pero tenía un aspecto estupendo.
La noche anterior estuve bebiendo con un amigo en un bar cercano a su casa. Era un lugar hortera y descuidado, más parecido a una cantina discotequera de algún pueblo del macizo galaico que del centro de Barcelona. Fuimos allí porque conozco al camarero, que es gay, y con nada que le sonría un poco nos salen las copas gratis. Bebimos varios Tanguerays tónica al abrigo de canciones de Operación Triunfo, bachatas, espejos y neones azules. Hablamos de trabajo, de la empresa, del futuro, de forrarnos de pasta. También nos acordamos de nuestra común tendencia creativa y nuestro común pasado idealista. -El arte no es una cosa importante- sentencié para zanjar esta parte de la conversación. Es una frase que últimamente repito mucho, actitud que tiene toda la pinta de ser una estrategia de autoconvencimiento. Nos metimos un par de rayas en el servicio pero la coca estaba demasiado cortada, así que nos fuimos pronto a casa.
Aunque cuando me acosté faltaban menos de cuatro horas para que sonara el despertador me desperté media hora antes de que esto sucediera. Tenía un terrible dolor de cabeza y el estómago revuelto y una cierta euforia procedente de la rabia que me producía mi lamentable estado. Hoy no me lo van a notar, pensé mientras bebía de la botella de de 1,5L. de agua minero-medicinal Solán de Cabras que siempre dejo al lado de la mesilla de noche. Sin embargo sentí algo parecido a una depresión cuando recordé que esa tarde tenía una reunión con unos clientes para hablar de un website con un administrador de contenidos dinámicos (backoffice), campus virtual y comercio electrónico. Puse a todo volumen el “Millenium” de Robbie Williams, sin duda su obra maestra, aunque en Take That no estaba mal tampoco. Teniendo en cuenta mi malestar desistí de realizar mis abdominales matinales y fui directo a la ducha, donde traté de masturbarme sin éxito. Usé H&S anticaspa para el pelo y un gel exfoliador de avena para el cuerpo. Llené el lavabo de agua muy caliente con la que me mojé una toallita que me puse en la cara durante un minuto y medio para que se abrieran los poros. Usé espuma de afeitar hidrotermal con sales minerales La Toja y me rasuré con mi nueva Gillette Match Sensor Excell de tres cuchillas. A mi me gustaba el modelo anterior, con sólo dos cuchillas (según un artículo de la revista Man a partir de dos cuchillas los añadidos son inútiles, aunque hoy día hay maquinillas hasta con cuatro) pero dejaron de fabricar repuestos para ésta y tuve que comprarme el modelo siguiente. Mientras esperaba a que la espuma ablandara la barba me apliqué un body milk dermo-hidratante Sánex, especialmente por el cuello y los brazos, mucho mas expuestos a los agentes oxidantes del aire. Cuando acabé me lavé la cara con agua fría y me apliqué un after shave vitaminado Nivea Man. Es importante que el after shave no tenga alcohol, porque esto reseca la piel y te hace parecer mayor. Esperé un minuto a que se absorbiera y me unté una crema nutritiva intensiva facial también Nivea que, a pesar de costar tan sólo 7,95€ el bote de 50ml, está recomendada por el mismo tipo que escribió el artículo de las cuchillas. Ahora tengo el pelo muy corto, así que evité usar fijador. Con unas tijeritas me corté los pelos de la nariz y alguno que empezaba a asomar por las orejas. El día anterior me había cortado las uñas, así que me limité a limarlas un poco. Rocié mis axilas y el pecho con desodorante AXE Phoenix y acabé echándome, contra todo pronóstico por estar fuera de temporada, colonia CK one Summer. Hubiera sido mas lógico usar la de Kenzo, pero pensé que me venía bien un aroma más colorista. Hice café, zumo de naranja natural, y tostadas de pan de molde integral sin corteza que unté con una fina capa de margarina light y confitura extra de higo. Al verlo todo en la mesa me entraron náuseas, así que bebí un vaso de agua con un Effergan, mordisqué una tostada y tiré el resto a la basura. Me lavé los dientes inmediatamente y me puse una camisa Old Navy a cuadros verdes, unos Levis cortados por la rodilla con la intención de transmitir autoconfianza y me calcé mis Pistons con calcetines tobilleros a rayas. Pasé un tiempo indeterminado mirándome al espejo antes de salir por la puerta.
Llegué cuarenta y siete minutos tarde al trabajo, con el estómago revuelto y un dolor de cabeza que era una sensación de tener miles de insectos bajo mi cráneo devorando los restos putrefactos de mi cerebro. Estaba hecho mierda, pero tenía un aspecto estupendo.
21 Respuestas emocionales:
NO LO DUDO
Madre mía, parece que estaba viendo la peliculita de marras. Y eso que el día que me puse a verla me levanté del asiento antes de que terminara.
Beso bacanalesco.
PD: Espero que saques tajada del canto a la publicidad que haces a lo largo del post.
Querido Bret Easton Ellis. Tal como anuncié en mi post (disculpa la estrategia de autopromoción en este comentario, pero es apropiada a la referencia literaria en juego), comí un plato típico Filadelfiano que haría pasar a tu bocadillo de serrano por un hito macrobiótico súper “light,” apto para ayuno de viernes santo. Sí, lo admito. Éste apenas cuenta como comentario, pero estoy algo ebrio (y haciendo progresos para mejorar tal cosa) y acabo de conducir 3 ½ horas por la I-95, la RT 31, la US 202, la I-287, la I-87, la US 209 y la US 199 (sin incluir las callecitas), trayecto en el cual casi se me acaba la gasolina en la mitad de ninguna parte pasada la medianoche, sin contar que se me acabaron los “turkish gold” en la mitad de NJ y el hecho casi anecdótico de que me orinaba hacía unas 60 millas, así que solicito tu comprensión. Para seguir con la irrelevante relevancia de mi comentario a tu post, debo decirte que la vaina en Lima es de calidad insuperable y, si los estándares de precios son iguales que aquí en EEUU, por lo menos diez veces más barata. De ahí te cuento.
Dos rondas de martinis (yo invito) y un abrazo.
Cris: venga, cambia esa cara, ya pasó todo.
Mari: No se de que me estás hablando. ¿Que tal en tono hueso de fibra trenzada, tipografías nacaradas y patrón de fondo de marca de agua?
Ella: Me estoy forrando. ¿Te levantaste aquí también?
Besos marca blanca.
Max: Me aterroriza pensar en el tono muscular que deben mantener en Philly, también me aterroriza pensar en Lima, por lo que cuentas. Por lo que cuentas tu situación no tenía nada de irrelevante. Si sigues con vida te acepto los martinis. Y el abrazo, claro.
Al coro: Todos somos Brett, reconózcanmelo pendejos. Pero esto tiene que cambiar y conseguí un libro de Isabel Allende (con una pinza en la nariz, dicho sea de paso) y lo puse en la mesilla de noche y ayer incluso llegué a mirarlo y juraría que el me miró a mi también. Deséenme suerte.
Si, tipografía fuxia flúor y un cerebrito fuxia flúor al lado.
Anoche llegué a tocar el libro. Me dio un calambre.
No, no, querido, aquí llegué gustosa hasta el final.
Besos bacanalescos.
Eso, eso, bacanal. Creo que tengo fiebre. Moví, pero solo un poco, el libro de la Allende con el palo de la fregona. Apareció una cucaracha y se fue corriendo.
Ni se te ocurra aparecer con ese libro por el Dorsia, que te mandan directo a cenar a una tasca. Hoy toca morcilla y no aceptan tarjeta.
No te preocupes Max, la última vez que puse un libro sobre la mesa del Dorsia dije que era mi cartera de piel de gacela de 400 dolares y nadie notó nada raro. Y eso que tenía 3.200 páginas. Creo que hoy no aceptan ni tarjeta ni dinero, llevaré unas pieles de castor para intercambiar.
Es curioso, juraría que ayer dejé el móvil encima del libro con la intención de usarlo de despertador, pero esta mañana no sólo no sonó, sino que me lo encontré dentro de una zapatilla que estaba debajo de la cama. Y otra cosa, juraría que el libro aumentó de tamaño, pero no estoy seguro.
Comenzar, comencé a acercarme. Intenté mirar el título pero cada vez que lo hago se me nubla la vista y me mareo. Ha pasado otra cosa, no veo al alebrije desde anoche y creo haber visto restos de pasta de papel coloreada entre las páginas del libro. Digo creo porque se me nubla la vista...
Jo, qué gusto me ha dado leerte tooodos esos preparativos metrosexuales que has contado.
Es interesante tu sueño, aunque dejas sólo unos retazos y van tan trenzados a esa noche tremenda de bar hortera.
El camarero gay se parece a Jared Leto seguro.
Un día deberías explayarte en un post sobre la mínima importancia del Arte, estoy deseando leerte.
me encantan tus dibujos
y..entonces es que tienes un lunar en mitad del entrecejo ¿si?
me encantaría verlo, no puedes mostrar foto?
Estoy casi seguro que el camarero se parece a Jared Leto, si. Lo del Arte..., ese comentario me preocupaba, porque antes no decía absolutamente nada al respecto, si se me ocurre algo trataré de ponerlo por escrito, te aviso seguro.
No es un lunar, es una marca de la varicela (así que no es hacia afuera, es hacia adentro) que queda ahí justo en medio de forma muy pintoresca. Lo de la foto... los dibujos son prácticamente fotográficos, calcados diría yo. Siempre se puede hacer un trato, esa flor también oculta mucho misterio. Y del resto agradecerte encarecidamente los elogios. Aunque parezca mentira / me pongo colorado...
Ruborizarse es una sensación extraordinaria Alex...
Que yo no se quién soy / ni lo pretendiera
No me ayudais en nada
volá volando volá volando voy...
Jared, lo de la Allende no va más. Me dicen que la vieron saliendo con ese camarero que juraría que es Donald Trump y habían pedido brandy y del barato. Y eso de ruborizarse, ten cuidado de no hacerlo en el momento en que en el Dorsia llegue la cuenta. Pensarán que te parece caro.
¿Pero la Allende no era aquel tipo con la camisa de Zegna y la Burberry de dos botones que vimos en la puerta de Petty's hablando de LCDs portátiles con uno que estoy casi seguro que se parece mucho al contable de Luis Carruthers? Seguiré tu consejo, de cualquier manera. Hoy mismo llamo para reservar mesa, estoy convencido de que me la darán para antes de cumplir treinta.
Hoy el libro temblaba un poco más. Daba la sensación de que estaba ligeramente elevado. Miré con atención y, no se, juraría, juraría que vi que tenía... patitas, miles de patitas.
Carruthers estuvo saliendo con la Allende (lo sé por Paul Owen), pero todo se arruinó cuando ella le manchó el traje Michael Kors y la corbata Burberry (que compró en Barney’s) con grasa de chorizo. Luego de eso lo pusieron en la lista negra del Dorsia. ¿El que lleva la bandeja con las cañas y el bocadillo de serrano no es Donald?
jajajajaja... buen final. Yo con Jared Leto me comería un bocadillo de anchoas igual de grasiento. El arte no es cosa importante porque lo es todo, y tú el primero, anda...
Todas quieren con Jared, es un hecho, y cuanto más grasienta la anchoa mejor. Que mal sonó eso, sonó peor que decir artista en voz alta. Puaggg
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